Un ”
Delfín de diente áspero
” varó en la playa de Penco, generando conmoción en los visitantes del popular balneario cercano a Concepción. Su identificación como
Steno bredanensis
, se logró a través de fotos mediante la Red de Cetáceos regional que mantiene el Programa de Gestión Ambiental.
Astrid Guerra, Encargada del Programa de Gestión Ambiental de Sernapesca Biobío, detalló que se trata de “una hembra con una longitud aproximada de
1.97 m
y
70 Kg
., de peso, que apareció enmallada, nadando a 30 metros de la orilla de playa”, detalló
Dos Buzos pudieron realizar el desenmalle y funcionarios de Sernapesca trasladaron el animal a la Clínica de la U. San Sebastián para una evaluación general de su estado de salud. En el centro veterinario se dejó al ejemplar en un estanque con agua dulce para su evaluación médica. “En esa instancia se observaron marcas en la piel atribuibles a mallas romboidales, se tomaron muestras de piel y de sangre y además se tomaron radiografías. El diagnóstico fue que el animal había estado sin alimentación durante tiempo prolongado y se encontraba con hipoglicemia y algo estresado. Considerando que el estado general del delfín no era de cuidado se procedió a devolverlo al mar en la tarde del mismo día”, relató Guerra.
La liberación se coordinó con la Gobernación Marítima de Talcahuano, que dispuso de una patrullera para devolverlo al mar en la Bahía de Concepción. Por parte de Sernapesca asistieron además, los nuevos colegas de Certificación de la oficina de Talcahuano, quienes mostraron gran entusiasmo al participar por primera de un rescate de fauna.
No son muchos los últimos registros de esta especie de cetáceo menor en nuestro país. En 1998 hubo uno en la segunda región y el otro el 2014 en la tercera región.
Liberación de Pingüino
En otro procedimiento de rescate de fauna marina protegida, funcionarios de la Oficina de Tomé recibieron un aviso de los salvavidas de playa Los Morros, Coliumo, que daba cuenta de un pingüino en el sector. Tras acudir a su rescate y evaluar la situación, se le trasladó al centro de rescate Ñacuruntu, al no encontrarse personal en las instalaciones, se procedió a llevar al ejemplar a la oficina.
Al día siguiente se trasladó al animal a la Clínica de la U. San Sebastián para una evaluación general de su estado de salud. El diagnóstico indicó que estaba bien pero decaído por falta de comida. La particularidad de este pingüino juvenil, era su rara forma de caminar. Según los expertos, se debía a su debilidad por falta de comida. Después de ser alimentado y observar su nado normal en una piscina, se liberó por mar cerca de la Isla Quiriquina, en una maniobra conjunta con la Armada.